Al estar sentado el mandato de que el hombre sea el sostén de la pareja y de la familia, en el caso de encontrarnos con una mujer de alto rendimiento en el mundo de los negocios, ya sea una alta ejecutiva o una empresaria, se necesita de un hombre muy sabio para saber acompañarla, sin competir con ella y ayudando a que se desarrolle aún más. El valor de ese hombre que puede ser también o no de alto rendimiento en los negocios está en saber no ver su valor en si gana más o menos que su mujer sino de entender sabiamente que la grandeza de una persona de ninguna manera se mide por su capacidad de generar riqueza. Claro que esa sabiduría está por arriba del imaginario colectivo básico que considera que el dinero es el factor de grandeza más importante sino el único a veces.