CÓMO AFRONTAR LA DIFÍCIL DECISIÓN DE DESPEDIR A ALGUIEN
La decisión más difícil para un líder siempre es apartar a alguien del equipo, despedir a una persona. Es un acto humanamente antinatural que nos hace sentir crueles, despiadados, incomprensivos o malvados, ya que implica apartar a alguien porque su rendimiento no alcanza los objetivos del grupo. Dado que es una situación extremadamente compleja y desafiante, es crucial evolucionar en la forma de entender y gestionar este tipo de decisiones. Lo primero es tener claridad conceptual, comprender lo que está en juego y por qué se toma esta decisión. Un enfoque recomendable es establecer un ranking de desempeño del equipo: quienes queremos que permanezcan están al inicio, y al final están aquellos cuya salida sería menos problemática. Para evaluar el rendimiento, una pregunta clave es: “¿Volvería a contratar a esta persona?” Si la respuesta es sí, su rendimiento es bueno; si es no, probablemente sea regular o malo. Una vez identificadas las personas con menor desempeño, es fundamental haber comunicado las expectativas de mejora al menos dos o tres veces. Si, pese a esto, no hubo cambios, una alternativa puede ser enrocar a esas personas con otro líder, quien podrá evaluarlas con mayor objetividad al no tener un vínculo emocional previo. Este enfoque permite optimizar los equipos, instalar una cultura de alto rendimiento y equilibrar la importancia de los vínculos con la necesidad de alcanzar resultados.