MANEJO DEL ERROR: CORREGIR SIN DESCARGAR BRONCA INMEDIATA
No descargues la bronca del error de tu colaborador en tiempo real, es decir, castigándolo ni bien descubrís el fallo. En ese momento, lo mejor es dejar en claro que todos podemos equivocarnos. Una vez que pase la tensión emocional de las consecuencias del error, ahí sí revisar qué parte del proceso puede ajustarse para evitar que se repita. Sin embargo, hay que considerar que la existencia de un proceso no siempre lo previene, por lo que puede ser necesario implementar un control cruzado que garantice que el mismo error no vuelva a ocurrir.
MIRA LO POSITIVO, SALI DE LA CULTURA DEL ERROR
Nuestra cultura y nuestra educación están muy enfocadas en lo negativo, en la corrección del error. Siempre ponemos la atención en cambiar lo que está mal, más que en reconocer y fortalecer lo que se hace bien. Esto genera que, con el tiempo, a la persona le cueste enfocarse en sus fortalezas y termine torturándose con sus debilidades. Lo mismo pasa en las relaciones: solemos notar más lo que el otro hace mal y no valoramos todo lo bueno que hace, que por lo general es la mayoría.
Esta forma de ver las cosas nos lleva, muchas veces, a relacionarnos desde el problema. De hecho, en algunos casos, el problema ni siquiera es un problema en sí, sino la excusa para vincularnos. Sin darnos cuenta, terminamos atrapados en ese patrón y necesitamos sostener el conflicto para mantener el vínculo. Es como si algunas relaciones solo pudieran existir si hay un problema de por medio.
Sin embargo, hay personas que encuentran lo que llamamos áreas libres de conflicto, es decir, espacios donde pueden vincularse sin que un problema sea el centro de la relación. Y ahí pasa algo curioso: a veces parecen tener un montón de problemas y otras veces ninguno, como si fueran dos personas diferentes en una sola. La realidad es que, en algunos ámbitos, sus vínculos están basados en conflictos, y en otros, no.
Por eso, es clave aprender a fortalecer esas áreas libres de conflicto, porque son los espacios donde construimos una personalidad más sana y positiva. No es fácil con la misma persona pasar de un vínculo basado en problemas a uno sin conflictos. Por lo general, cada relación sigue su propio estilo: con algunas personas nos vinculamos a través de problemas y con otras, sin necesidad de ellos. Lo paradójico es que, muchas veces, nos relacionamos desde el conflicto con quienes más queremos. Y eso es injusto, porque terminamos mostrando nuestra peor versión justo con quienes más nos importan.
Si logramos enfocarnos más en lo positivo y en lo que funciona, podemos cambiar esta dinámica y construir vínculos más sanos y genuinos.
CORRECCIÓN CON DULZURA: CRECER REFLEXIONANDO
La corrección no debería ser un desahogo de frustraciones, sino una herramienta para generar aprendizaje y crecimiento. Más que señalar errores, el foco debe estar en las consecuencias de las acciones y en reflexionar sobre lo que podría suceder en situaciones similares. Por ejemplo podemos decir: “el riesgo que hay en una situación así es este u otro según mi experiencia”
Un enfoque positivo y efectivo consiste en hacer preguntas que inviten a la reflexión, como: “¿Qué creés que pasó?” o “¿Por qué sucedió esto?”. Este método no solo fomenta el entendimiento, sino que transforma la corrección en una oportunidad para pensar, aprender y mejorar. La clave está en guiar con pistas e indicios, dejando de lado los reproches, para asegurar una mejora constructiva que inspire confianza, motive el cambio y potencie el aprendizaje continuo.
MOTIVAR Y RECONOCER SIN DESACREDITAR – MOTIVACIÓN
El líder debe ser un guía que corrige desde lo positivo, no un crítico autoritario. En lugar de señalar lo que se hace mal, es mejor preguntar quién realiza una tarea mejor, destacando fortalezas y generando inspiración. Este enfoque refuerza a quienes están en el camino correcto y motiva a otros a mejorar. Reconocer logros y habilidades fortalece el compromiso, minimiza la descalificación y crea un ambiente de confianza y crecimiento.
USAR EL HUMOR PARA CORREGIR SIN TENSIÓN – HUMOR
El humor puede ser una herramienta poderosa para corregir sin generar tensiones. Presentar críticas difíciles de manera jocosa puede descomprimir situaciones complicadas y crear un espacio de confianza. Si el mensaje es bien recibido, el humor facilita la conexión; si no, actúa como un amortiguador para evitar conflictos. Corregir con humor transforma las críticas en oportunidades de conexión y crecimiento, protegiendo la relación y motivando el cambio.
EL ERROR COMO HERRAMIENTA DE APRENDIZAJE – ERROR
En un entorno de aprendizaje, el error no solo se tolera, sino que se transforma en una oportunidad para mejorar. La imposibilidad de equivocarse genera miedo, frustrando al equipo y limitando su desarrollo. Permitir errores y guiar desde la reflexión fomenta un crecimiento sostenible. Este enfoque no solo mejora habilidades individuales, sino que también fortalece al equipo, creando un ambiente de alto rendimiento y confianza.
DESCALIFICACIÓN COMO OBSTÁCULO PARA LA MEJORA – DESCALIFICACIÓN
Descalificar a un grupo entero es una estrategia contraproducente que genera resistencia en lugar de soluciones. Si los problemas son generalizados, es esencial reflexionar sobre posibles fallas en el liderazgo antes de señalar falta de actitud. Corregir de manera individual, priorizando la complicidad con los colaboradores más fuertes o jerárquicos, facilita la resolución. La crítica grupal dispersa el mensaje y puede dañar el compromiso del equipo.
TOCAR LA IMPOTENCIA PARA GENERAR INICIATIVA – IMPOTENCIA
Corregir desde la impotencia implica motivar sin descalificar. Ofrecer ayuda diciendo “no te preocupes, lo hago yo” mezcla el ejemplo, la confianza y el desafío implícito. Esto transmite que la tarea es alcanzable, pero también expone la impotencia del colaborador de manera sutil. Aunque efectiva, esta técnica debe manejarse con cuidado, ya que puede generar culpa, una emoción que reemplaza la impotencia para evitar sentirla. La clave está en equilibrar ayuda, confianza y desafío.
CORRECCIÓN INDIVIDUAL PARA MAYOR EFECTIVIDAD – INDIVIDUALIDAD
Cuando un colaborador comete un error o muestra un patrón disfuncional, es esencial resolverlo de manera individual. Generalizar la corrección a todo el grupo por el problema de uno genera confusión y resentimiento. Además, un mensaje generalizado no impacta al verdadero destinatario y puede desmotivar a quienes sí están cumpliendo. Enfocar la corrección en la persona específica no solo es más justo, sino también más productivo, promoviendo el aprendizaje y el cambio positivo.
NO GENERALIZAR PARA EVITAR ETIQUETAS INJUSTAS – GENERALIZACIÓN
Evitar generalizaciones es clave para no etiquetar ni generar resentimiento. Decir “les pido a todos que no lleguen tarde” cuando el problema es de una sola persona, castiga injustamente a quienes cumplen y puede dañar la moral del grupo. Las correcciones deben ser claras, específicas y dirigidas a quien corresponde, enfocándose en las fortalezas y actitudes positivas para fomentar un ambiente de entusiasmo y compromiso entre los colaboradores.
RESOLVER PROBLEMAS EN EL MOMENTO OPORTUNO – TIMING
Abordar problemas o errores tan pronto como ocurren evita acumulaciones innecesarias y percepciones erróneas. Dejar pasar incidentes puede llevar a etiquetar a alguien injustamente o tratar un problema puntual como si fuera permanente. Resolver los problemas en el momento permite tratarlos con objetividad y evitar que se conviertan en conflictos mayores, fortaleciendo la confianza y la efectividad en las relaciones laborales.
REPLANTEAR UN ERROR COMO PROBLEMA AJENO – PERSPECTIVA
Cuando alguien señala un error en tus acciones, replantealo como un problema que esa persona está enfrentando. Cambiá el enfoque hacia cómo podés ayudar al acusador a resolver su dificultad, en lugar de asumir una postura defensiva. Esto redefine la dinámica de la conversación y permite cambiar el paradigma de lo que está bien o mal, manteniendo la compostura y el control sobre la situación.
ELOGIAR ANTES DE CORREGIR PARA FORTALECER – RECONOCIMIENTO
Antes de señalar un error, reflexioná sobre los aspectos positivos y las habilidades excepcionales de la persona. Elogiar sus fortalezas antes de remarcar el error no solo valida su valía, sino que también suaviza la corrección. Este enfoque transforma el error en una consecuencia negativa de una buena intención, reforzando la confianza del otro y abriendo un espacio más receptivo para la mejora y el aprendizaje.
DESCALIFICACIÓN BIEN INTENCIONADA COMO DAÑO INVISIBLE – DESCALIFICACIÓN
Si no podés hacer una recomendación sin descalificar al otro o frustrarte, es mejor no hacerla. Incluso con buenas intenciones, podés causar daño sin darte cuenta. Una recomendación carente de empatía pierde su esencia y propósito. La descalificación, aunque sea sutil, puede destruir la confianza y el potencial de quien recibe el comentario. Aceptar y valorar a las personas tal como son, con sus fortalezas y limitaciones, genera un espacio para el crecimiento mutuo.
CONTEMPLAR Y ACEPTAR A LA REALIDAD – ACEPTACIÓN
Aceptar a las personas y a la realidad como son, con sus claroscuros, fortalezas y limitaciones, es fundamental para disfrutar y valorar la vida. Es bueno querer mejorar y superar errores, pero más importante aún es contemplar y aceptar lo que es. Vivir en constante crítica hacia lo que podría o debería ser genera sufrimiento innecesario. Desde la aceptación se puede construir y avanzar sin transformar las interacciones en una lucha por cambiar lo inevitable.
EL PELIGRO DE UNA RESPONSABILIDAD SIN EMPATÍA – RESPONSABILIDAD
Corregir marcando errores de manera hiriente bajo la falsa idea de compromiso o responsabilidad es contraproducente. Lastimar en nombre del bien distorsiona los valores y puede destruir más de lo que construye. Los vicios a veces se esconden en las virtudes, y viceversa, haciendo que las buenas intenciones mal dirigidas arruinen el fondo al intentar corregir la superficie. La empatía y el respeto deben guiar las correcciones para evitar causar daños irreparables.