EMPATÍA – CONEXIÓN – ENCUENTRO

TU CONCIENCIA DE LO QUE ESTÁ BIEN INCLUYE LA MIRADA DEL OTRO

A veces nos concentramos solo en hacer bien nuestro trabajo. Ponemos toda nuestra energía y nuestro compromiso en hacer bien lo que tenemos que hacer, pensando que con eso alcanza. Nos olvidamos de que el otro, o los otros, lo que perciben y sienten, también es fundamental para poder decir realmente: “estoy haciendo las cosas bien”.

Si nos desconectamos de esa percepción del otro, de esa necesidad que tiene el otro, de su mirada, de sus emociones, entonces inevitablemente nos vamos a frustrar —y mucho—, porque en nuestro convencimiento de estar haciendo las cosas bien, nada funciona. Aparece una frustración y una sensación de ingratitud, de sentirnos incomprendidos, cuando en realidad fuimos nosotros los que no comprendimos que hacer las cosas bien incluye la mirada de los demás y sus percepciones. A veces, ese convencimiento de que estamos haciendo las cosas bien invade los criterios de los demás, obligándolos a valorar las cosas de la misma manera.

En un grupo de trabajo, hacer las cosas bien es un punto de intersección entre la mirada de todos los que participan. Y en esa intersección, con empatía y consenso, todos nos ponemos de acuerdo en construir ese criterio común de lo que significa “hacer las cosas bien”. A fin de cuentas, saber lo que está bien o mal para uno no es muy difícil; lo que es difícil es poder considerar la percepción de los demás y sus criterios de lo que para ellos está bien y lo que no.

SOLUCIONES DEMASIADO FÁCILES A PROBLEMAS DIFICILES

No podemos cuestionarle al otro lo que siente, lo que le gusta o lo que le pasa, diciéndole directamente que debería sentir otra cosa, que le debería gustar otra cosa o que no está bien lo que le sucede. Muchas veces damos respuestas demasiado fáciles a temas que para los otros son complejos. Primero, tenemos que tratar de empatizar y entender la complejidad del problema del otro, porque si para él es un problema, significa que es complejo, aunque para nosotros parezca simple.

Respetar esa complejidad es el primer paso para un verdadero diálogo con alguien que nos está compartiendo su intimidad. En todo caso, podemos empezar preguntándole por qué siente eso, por qué le gusta o por qué le pasa lo que le pasa, con la intención de comprenderlo mejor y saber si busca una solución o simplemente ser escuchado. Muchas veces, lo único que espera es eso: ser comprendido. No se trata de resolverle de manera instantánea los problemas a los demás.

EL OTRO TE ESCUCHA SI TE CONSIDERA, NO SI TE OBEDECE

Que alguien no obedezca tu recomendación, tu consejo, tu perspectiva o tu idea no significa que no la considere. Es verdad que pudo haberte preguntado algo, pero eso que te preguntó era algo que esperaba que lo ayudara a pensar, a validar o a revisar su propia idea, su propia perspectiva. No es que, al preguntarte, esté ni dispuesto ni obligado a hacer exactamente lo que le dijiste.

En un buen vínculo, respetamos que el consejo que damos, aunque nos lo hayan pedido, no es nada más ni nada menos que una recomendación, no una orden. Y seguro que, si alguien te lo preguntó, lo considera y lo valora mucho más de lo que te imaginás.

A veces creemos que las personas confían en nosotros, nos valoran o nos respetan intelectualmente si obedecen a rajatabla lo que decimos, del modo en que lo decimos y en el tiempo en que lo dijimos. Pero cada uno toma sus propias decisiones y es responsable de ellas. Por eso, tiene que escuchar y considerar lo que el otro recomienda, pero no obedecer ciegamente, desligándose de esa responsabilidad.

LA FALLA EMPÁTICA DEL QUE NO PUEDE PARAR DE HABLAR

A veces nos encontramos con personas muy buenas, pero que, paradójicamente, tienen una falla empática que no les deja ver que el otro necesita terminar una conversación. Estoy hablando de quienes no pueden parar de hablar y que, por más signos que les des de que ya es suficiente, siguen y persisten en un discurso desconectado del otro, con una suerte de descarga, de catarsis.

No son personas malas, al contrario, por lo general son muy buenas, o demasiado buenas, que quizás, en la tranquilidad de sus buenas intenciones, por su misma bondad, se dan la licencia de no tomarse el trabajo de registrar si el otro está dando señales claras de que la charla tiene que terminar, de que está hablando demasiado sin escuchar o de cualquier otra sensación.

Por eso, bondad y empatía no son sinónimos. Es verdad que la empatía es algo propio del bueno, pero ese es el lado emocional de la empatía. Después está el lado racional, que tiene que ver con registrar, con entender, con darse cuenta de lo que le está pasando al otro o de lo que le estoy haciendo sentir. Y cuando este aspecto racional de la empatía falla, nos encontramos frente a alguien muy bueno que, sin quererlo, se vuelve insoportable.

CONEXIÓN POSITIVA Y EFECTIVA – CONEXIÓN POSITIVA

Una conexión positiva no solo se trata de ser optimista o de conectar superficialmente con alguien. Se trata de generar un vínculo genuino, basado en la confianza y la empatía, que permita que ambas partes se sientan comprendidas y apoyadas. Esta conexión se construye al combinar una actitud positiva con la habilidad de escuchar y comprender a los demás. Solo cuando estas dos cualidades se combinan se puede establecer una relación de verdadera conexión que tenga un impacto significativo en las interacciones.

ULTRA EMPATÍA EN COMUNICACIÓN – EMPATÍA

La ultra empatía se refiere a un nivel profundo de comprensión y conexión con los demás. Implica no solo escuchar, sino entender al otro en un nivel más emocional, evitando interrumpir o molestar. Es un acto de saltar al vacío, dejando atrás las barreras personales para sumergirse por completo en las necesidades y emociones del interlocutor. Esta forma avanzada de empatía facilita la construcción de relaciones más auténticas y efectivas, promoviendo una comunicación fluida.

LA EMPATÍA ESTRATÉGICA PARA EL IMPACTO

La empatía estratégica es, sin dudas, una de las herramientas más poderosas que tenemos para desarrollarnos y encontrar los caminos del impacto y la satisfacción. Es curioso lo desconectados que estamos de esta empatía estratégica. Esta habilidad nos permite reconocer que la lógica que aplicamos a los demás, con tanta seguridad, es muy distinta a la que queremos que se use con nosotros.

Por ejemplo, en la relación con nuestros colaboradores, entendemos muy bien cómo deben relacionarse con nosotros, el nivel de comunicación que necesitamos, el compromiso, la confianza y cómo manejar sus expectativas de crecimiento. Creemos que deben confiar en que, si trabajan bien, crecerán a nivel de posiciones y sueldos, sin necesidad de ponerse ansiosos, molestos o demandantes. Sin embargo, muchas veces no aplicamos la misma lógica cuando estamos en el rol de colaboradores. Nos frustramos, nos indignamos, sentimos que no somos reconocidos y nos desilusionamos, al igual que nuestros colaboradores lo hacen con nosotros.

La empatía estratégica te permite entender lo que valoran tus superiores al observar lo que valoras en tus colaboradores. O saber lo que quiere tu cliente porque vos mismo sabés lo que querés como cliente. ¿Cómo puede ser que, como clientes, seamos intolerantes, exigentes y demandantes, y al ofrecer un servicio nos moleste que el cliente actúe de la misma manera? Este es el caso típico de la empatía estratégica.

Si te molesta algo, probablemente no lo estás entendiendo bien. Para entenderlo, solo tenés que cambiar la ecuación y ponerte en el lugar de quien te molesta; ahí vas a entender. A mayor distancia entre lo que das y lo que recibís en la empatía estratégica, más desintegrada y desbalanceada está tu personalidad.

LA AGRESIÓN PASIVA Y SU IMPACTO – EMPATÍA

Lo que se conoce como “agresión pasiva” o “passive aggressive” en inglés, muchas veces es una agresión involuntaria que proviene de alguien que, con buenos modos pero sin empatía, desconecta del otro. Quien la recibe, al no sentirse comprendido, percibe ese buen trato como cínico y se siente agredido. Imponer una postura de manera cálida pero arbitraria, sin escuchar ni registrar las emociones del otro, es un acto de desconsideración. Es creerse un defensor de la educación, evitando involucrarse en terrenos emocionales que no maneja, no le interesan o siente que no le corresponden. Es importante comprender que sin empatía, el buen modo pierde su impacto y genera frustración e ingratitud. El diálogo debe involucrar, escuchar y conectar de manera auténtica.

LA EMPATÍA NO ES AMABILIDAD – EMPATÍA

La empatía no es lo mismo que el buen modo, aunque es fácil confundirlos, especialmente para quien tiene buen trato. A menudo, se cree que ser amable automáticamente implica tener empatía. Sin embargo, la empatía va mucho más allá: es sentir lo que el otro siente, entender su forma de pensar, sus miedos y necesidades. Es el resultado de salir de uno mismo, entrar en la realidad del otro y descubrirlo en su verdadera identidad.

LA SUPERFICIALIDAD DEL BUEN MODO – EMPATÍA

El buen modo, en cambio, es un protocolo de comportamiento cálido y agradable que puede dar reconocimiento sin herir, pero solo valora la superficie de lo que ve. Este trato, aunque amable, no significa necesariamente que haya empatía, ya que puede estar desconectado de lo que realmente le sucede al otro. El esfuerzo y delicadeza de un buen trato no sustituyen el trabajo necesario para salir de uno mismo y conectar profundamente con el otro para lograr la verdadera empatía. Sobreactuar amabilidad o ser excesivamente emotivo no es empatía.

RESPETAR LOS TIEMPOS DEL OTRO – EMPATÍA

La empatía implica respetar los tiempos del otro, sin ejercer presión. No impone expectativas propias, sino que, con paciencia, reconoce el derecho de cada uno a decidir a su propio ritmo. La clave está en dar espacio, entender que cada persona tiene su propio proceso y no apresurar los tiempos ajenos. Al respetar los tiempos del otro, se demuestra empatía genuina, creando un ambiente de confianza y entendimiento mutuo que fortalece las relaciones y la cooperación.

LA EMPATÍA AMPLÍA NUESTRA CONSCIENCIA – EMPATÍA

La empatía expande nuestro nivel de conciencia al conectarnos con las intenciones, deseos y necesidades del otro, interpretando tanto lo que dice como lo que calla. Al promover una comunicación sana, crea vínculos de confianza que facilitan la adaptación mutua. Ser empático significa leer entre líneas, entender el contexto emocional y social de la otra persona. Esto no solo mejora la relación, sino que también ayuda a crear una atmósfera de colaboración y crecimiento compartido.

TRATAR BIEN AL OTRO FORTALECE VÍNCULOS – EMPATÍA

Tratar bien al otro, darle la razón y hacerle sentir que está en lo correcto es un bálsamo que fortalece los vínculos, mostrando una buena disposición para generar bienestar mutuo. Esto crea un círculo virtuoso de sinergia. Existen palabras, frases y gestos que promueven la conexión, como puentes que refuerzan el vínculo. El lenguaje puede unir o separar. Ser generoso en el trato, mostrando apoyo y comprensión, genera una energía positiva que refuerza las relaciones.

LÍDER EMPÁTICO MOTIVA Y CONECTA – EMPATÍA

El líder empático sabe conectar haciendo sentir al otro valorado, colocándolo en el rol de consultor y mostrando interés genuino por su conocimiento y acciones. Si es necesario, expresá que pensaste en esa persona y que la imaginás en un rol que quizás nunca se atrevió a asumir. Un líder así se convierte en un experto en rendimiento empático, aprovechando lo positivo para conectar y motivar a su equipo. Esto fortalece la confianza y mejora los resultados.

LA VERDAD ES LO QUE EL OTRO NECESITA ESCUCHAR – EMPATÍA

Si la verdad nos hace libres y nos conecta, cada vez más creo que la verdad es, en parte, decir lo que el otro quiere o necesita escuchar, una verdad subjetiva que lo prepare para asimilar, eventualmente, la verdad objetiva. Usar la verdad absoluta para distanciarme, lastimar o descalificar al otro no parece tan verdadera. La verdad debe ser algo que nos permita construir, no destruir. La empatía guía el uso de la verdad para crear comprensión y cercanía.

EMPATÍA Y CONVICCIONES – EMPATÍA

Salir de uno mismo implica dejar de lado nuestras convicciones morales para conectar con las del otro. Si nuestras creencias y reglas nos desconectan o nos hacen ver al otro como enemigo, quizás no sean tan valiosas. Si las convicciones fomentan soberbia, desconsideración e intolerancia, ¿qué valor real tienen? Tener razón no debería convertirse en un muro que impide al otro ser visto o valorado. La verdadera empatía surge cuando somos capaces de comprender y aceptar las convicciones ajenas.

CONVICCIONES Y EMPATÍA EN LA CONEXIÓN – EMPATÍA

Las convicciones son verdaderamente valiosas cuando somos capaces de aceptar las de los demás. La empatía, antes de reaccionar con rechazo, se pregunta: “¿Qué le pasa? ¿Por qué está diciendo esto?”. La verdadera empatía respeta al otro como alguien diferente, pero igualmente valioso. Conectar no significa anular nuestras creencias, sino reconocer la validez de la perspectiva ajena, fomentando un ambiente de respeto y comprensión mutua. La empatía no solo busca la armonía, sino también el entendimiento profundo de las diferencias.

NO HACE LO QUE QUIERE, SINO LO QUE PUEDE – EMPATÍA

Comprender que el otro está condicionado por su historia, sus aprendizajes y relaciones nos lleva a entender que, en muchas situaciones, no hace lo que quiere, sino lo que puede. Su libertad no es absoluta; está limitada en su capacidad de ver y decidir. No siempre actúa para lastimar, sino que muchas veces simplemente intenta sobrevivir y se defiende. La empatía nos permite ver al otro, ante todo, como alguien necesitado, sin indignarnos, y nos lleva a preguntarnos cuáles son las necesidades que lo impulsan a actuar como lo hace.

EMPATÍA RACIONAL Y EMOCIONAL – EMPATÍA

La empatía es tanto una conexión intelectual como emocional con el otro. Existe una empatía más racional, que consiste en comprender lo que el otro siente, y una empatía emocional, que implica sentir lo mismo que el otro. La empatía emocional es la más profunda, la que genera mayor vínculo y conexión. La verdadera empatía explora y pregunta, no impone ni juzga; en lugar de eso, apoya y busca entender lo que el otro piensa y siente.

LA EMPATÍA ES UNA ACCIÓN – EMPATÍA

La empatía no es una simple declaración, es una acción: la de salir de nuestra propia perspectiva para buscar y encontrar al otro. Nos cuestionamos qué es lo que realmente el otro quiere, piensa o necesita, evitando que nuestras propias creencias contaminen su visión. Es la capacidad de ver desde la perspectiva del otro, siempre respetando su dignidad y dejándole una salida elegante. La empatía se construye en la acción de entender profundamente a los demás sin imponer juicios.

LA ULTRA EMPATÍA COMPLACIENTE – EMPATÍA

A veces confundimos la dependencia de la opinión ajena o el miedo a lo que el otro pueda sentir con la verdadera empatía. Este modo de vincularse, caracterizado por una excesiva preocupación por no molestar al otro, lo llamo ultra empatía. No nace de la necesidad de conexión, sino del miedo, la culpa, la baja autoestima u otras debilidades. Reconocer este comportamiento complaciente y acomodaticio nos ayuda a no engañarnos pensando que es positivo, sino a entender que es algo que debemos trabajar en nuestra personalidad y autoestima.

CONECTAR LA VERDAD CON EMPATÍA – EMPATÍA

Se entiende por verdad la adecuación entre nuestra mente y la realidad. Si esa adecuación es correcta, decimos que algo es verdadero, y si no, es falso. Sin embargo, he descubierto que esta adecuación debe ser flexible cuando se trata del vínculo con el otro y la necesidad de ser empático. La verdad no solo debe alinearse con nuestra percepción de la realidad, sino también adaptarse a la realidad del otro. Por eso, muchas veces pienso que la verdad es lo que el otro quiere y necesita escuchar como punto de partida para un diálogo válido que nos permita construir un vínculo en el cual esa verdad se vuelva cada vez más objetiva y cruda.

VERDAD EMPÁTICA EN EL DIÁLOGO – EMPATÍA

Si no consideramos la perspectiva del otro, lo que quiere y necesita escuchar, nuestra verdad deja de ser empática y no permite un diálogo constructivo, quedando como una verdad solitaria e ineficaz. Aunque pueda parecer una postura demagógica, donde se diría cualquier cosa para contentar al otro, en realidad es el inicio de un camino hacia una verdad compartida. Considerar las expectativas y necesidades del otro es crucial para tener un diálogo verdadero y profundo. Solo así podemos realmente conectar y avanzar hacia una comprensión mutua más auténtica.

CONEXIÓN

CONEXIÓN Y EMPATÍA: DIFERENCIAS CLARAS – CONEXIÓN

Conexión y empatía son conceptos distintos. La empatía implica sentir lo que siente el otro y ponerse en su lugar, comprendiendo su experiencia. Sin embargo, la conexión va más allá, porque implica reciprocidad, un verdadero ida y vuelta entre ambas partes. Puede haber empatía sin conexión, pero no puede existir conexión sin empatía. La conexión requiere más que una empatía recíproca; es sentir juntos el latido de los corazones, la cercanía, el cuidado y la presencia mutua. Es la certeza de que ya no estás solo, sino acompañado por alguien que realmente conectó con vos.

LA NECESIDAD DE CONECTAR, NO DE TENER RAZÓN – CONEXIÓN

“Tener razón” es una expectativa o un derecho que a menudo sentimos que tenemos cuando nos falta la capacidad de comunicarnos y conectar con el otro. En el fondo, nuestra necesidad más profunda es la conexión, pero la vemos tan difícil y nos da tanto miedo —porque nos expone a la soledad y al abandono— que preferimos evitar ese riesgo, buscando una satisfacción más superficial en la falsa seguridad de “tener razón”. Quien logra conectarse de verdad, no necesita tener siempre la razón.

LA CONEXIÓN POSITIVA IMPACTA MÁS – CONEXIÓN

La conexión puede existir con o sin una carga de positividad, pero cuando está impregnada de entusiasmo, tiene un impacto mucho más profundo y recíproco en los demás. Es posible ser positivo sin conectar, o conectar sin ser positivo, pero la conexión óptima es aquella que es positiva, ya que estimula, motiva y empuja hacia adelante.

EL CARISMA INSPIRA Y CONECTA – CARISMA

El carisma crea conexión a través de su capacidad para inspirar a los demás; es un diálogo natural que toca una fibra emocional, cálida y poderosa a la vez, generando un vínculo genuino y motivador.

CONECTAR CON QUIEN TIENE INTERÉS – CONEXIÓN

A veces nos desgastamos sembrando en el desierto. Cuando vamos en búsqueda de nuevos vínculos, tenemos que priorizar conectar con el que puede y quiere conectar; si no es así, no conviene invertir demasiada energía. Querer entablar un vínculo con alguien que tiene poco o casi nulo interés por mantener una relación dar-recibir es un gasto innecesario de tiempo y energía.

EL CORTOCIRCUITO EN EL CONFLICTO – CONFLICTO

Un cortocircuito es un circuito corto, un circuito que le falta recorrido.

RECONOCER Y RECONECTAR CON DIFERENCIAS – CONEXIÓN

Más allá del aspecto humano, o personal, la vida nos obliga a mantener la paz y reconectar con personas que tuvimos grandes diferencias. Porque es parte de tu familia, porque es parte de tu trabajo, porque es parte de tu grupo de amigos, o de relaciones. Todas estas circunstancias hacen que tener la virtud y la capacidad de reconectar con esa persona sea conveniente.

DIÁLOGO Y RECONEXIÓN EN CONFLICTO – CONFLICTO

Si a partir de un diálogo, donde se garantiza la convivencia, el desentendimiento se resuelve, a lo mejor están sentadas las bases de la regeneración de ese vínculo que a lo mejor después del incidente pueda ser más profundo que antes, o todo lo contrario, es decir nos entendemos nos respetamos. Pero está claro que tenemos diferencias y que nuestra relación puede llegar hasta acá, pero que no puede avanzar hacia un vínculo más profundo, y eso no está mal.

LLEVAR AL ENEMIGO DEL ODIO AL AMOR – VÍNCULOS
En lugar de castigar y humillar a mis enemigos, los llevé a quererme.

DESCONEXIÓN COMO CASTIGO Y PROTECCIÓN – CONFLICTO

Si estamos enojados, resentidos, distanciados porque el otro le falló a nuestra confianza, traicionados es muy difícil volver a conectar con esa persona. Creemos por lo pronto que si conectamos otra vez, le vamos a estar dando la razón, vamos a avalar de alguna manera lo que nos hicieron. Pareciera que la distancia es la penitencia que deja claro que el otro actuó mal. Ahí ya no importa, a lo mejor, entender qué es lo que el otro sintió, adonde el otro también se sintió mal, o destratado. Al mantener la distancia lo sentencio, lo castigo, pero fundamentalmente me protejo.

ENCUENTRO COMO EXPERIENCIA AUTÉNTICA – ENCUENTRO

El encuentro es la experiencia auténtica y recíproca del otro. Es la apertura mutua donde nos reconocemos como iguales y conectados, lo que nos saca de nuestra soledad y nos fortalece, brindándonos seguridad.

RESPETAR LOS DESEOS AJENOS – RESPETO

Una de las mayores virtudes es poder respetar lo que el otro desea, sin intentar forzar que quiera lo que no quiere o que deje de querer lo que realmente desea. La aceptación del deseo del otro es fundamental en las relaciones.

LA NATURALIDAD DEL MIEDO A LA SOLEDAD – CONEXIÓN

Es natural que todos tengamos miedo a la soledad, ya sea el aislamiento social o el temor a sentirnos rechazados, sin saber cómo volver a conectarnos con los demás.

PERDONAR Y SUS CONSECUENCIAS – CONFLICTOS

A veces, perdonar implica olvidar y actuar como si nada hubiera pasado. Esta también es una forma de pedir perdón.

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