El Design Thinking, creado en la Universidad de Stanford en California en los años 70, propone ejercitar la mente creativa a partir de un problema. Está diseñado para que te puedas correr de tu paradigma, recorriendo otras realidades. Si hay un problema, hay que ir al lugar, ver la dinámica y ahí empezar a poner en práctica la creatividad mediante las herramientas que te ayudaremos a desarrollar.
El proceso consta de cinco etapas necesarias pero no lineales, pudiendo ir y volver sobre ellas las veces que sean necesarias:
• Empatizar: es comprender las necesidades que se presentan. Es necesario ponerse en el lugar del otro y conocer su realidad para tener pleno entendimiento de su demanda.
• Definir: es recopilar la información relevante de la primera fase, crear nuevas perspectivas y detectar problemas para generar un resultado que haga la diferencia.
• Idea: es el momento en el que se generan infinitas opciones en base a la información recopilada sin juzgar ninguna de ellas.
• Prototipo: en esta etapa se construyen prototipos para poder llevar a cabo las ideas. Por medio de ellos se podrá ver qué hay que mejorar para que se puedan implementar.
• Testeo: en esta fase se prueban los prototipos realizados. Este punto es clave porque se verán qué errores se cometieron y cómo se puede mejorar para encontrar la mejor solución.